Cada día es una oportunidad. Cada día nos permite darle un rumbo diferente a nuestra vida; nos brinda la opción de ser mejores personas, mejores hijos, hermanos, padres y también esposos.
Cada día nos da la capacidad de decirle a la persona especial que la amamos, al hijo acariciar podemos y a nuestros padres abrazar.
Cada día es una razón más para pedir perdón, practicar justicia, amar misericordia y acercarnos tiernamente a nuestro Dios. Cada día es una gran y nueva oportunidad que se nos presenta para ser las personas que el Señor Jesucristo quiere que seamos.
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