sábado, 28 de mayo de 2011

El homicida

Todos los días nuestros hogares se encuentran invadidos de las lamentables noticias de muerte que han alcanzado las calles, los hogares o algún sitio de nuestra ciudad.  Es la información que nos brindan los noticieros sean televisivos o a través del periódico que venden en las esquinas de nuestro pueblo.  Son noticias de dolor, alguien sin compasión alguna a acabado con la vida de otro; a veces las victimas son jóvenes , en otras son padres o madres, algunas veces nos conmueven porque se trata de ancianos indefensos o de niños que no han hecho mal alguno.  Cada vez que se acaba con la vida de alguien solo podemos ver alrededor dolor y gritos desesperados de familiares que preguntan ..¿por que? ¿que hizo? ¿cual fue su falta?, para que alguien sin escrúpulos, sin compasión pudiera acabar con su vida sin ninguna misericordia.  En un momento toda una familia se ve afectada, derrumbada, no tienen palabras para expresar el dolor interno que aquella perdida a causado y el único grito que abriga sus almas es de de justicia; una justicia que en muchos de los casos nunca llega. Algunos de esos homicidas caminan por las calles todavía como si nada hubiera ocurrido, fríos en sus sentimientos, sin importarles el dolor que han causado. Otros, que no han tenido tanta suerte, en las cortes miran con frialdad mientras son juzgados a los dolientes que gritan a los jueces que hagan una verdadera justicia.  Que doloroso es esto.
Pero no solamente tenemos esta clase de homicidas, también tenemos a los matadores de sueños, de ideales, anhelos, dignidad, del trabajo de toda una vida.  Estos en la mayoría de los casos son mas implacables, los mueve interiormente los deseos de grandeza, celos, orgullo, soberbia, injusticia.  Son aunque no lo puedan parecer mas aniquiladores, acaban con familias completas, hacen desaparecer para siempre a los amigos, provocan que el terreno del corazón de los agredidos quede árido y sin vida nunca mas.  Esta clase de homicidas lamentablemente están en todos lados; los encontramos en las escuelas, oficinas, cortes, altares, gobiernos y a veces dolorosamente hasta en la misma casa.  Lo más triste de todo es que estos homicidas nunca piden perdón, caminan por la vida creyendo que sus injusticias nunca serán juzgadas y en sus caminar arrastran a tantos más. Razón tiene el escritor del Salmo 62 en decir a manera de  grito a Dios: "¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre, tratando todos vosotros de aplastarle como pared desplomada y como cerca derribada? Solamente consultan para arrojarle de su grandeza.  Aman la mentira; con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón."  Es por esta razón que quisiera terminar este pensamiento utilizando el versículo siguiente de lo antes presentado: " Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de él es mi esperanza. El solamente es mi roca y mi salvación.  Es mi refugio, no resbalaré" (Salmo 62:3-6).   Dios ayudanos por Favor.

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