He llegado a pensar que el gritar en la mayoría de los casos es una forma de desahogo de algún acontecimiento emocional. Se escucha a personas gritar cuando reciben una impresión fuerte por ejemplo cuando son asustados repentinamente por alguien y hay personas famosas asustando a otras. También podemos hablar de los que gritan en momentos de peligro, generalmente pidiendo ayuda o socorro; hay los que gritan en las calles movidos por las injusticias sociales o protestando por el costo de la vida, ellos quieren de alguna manera ser escuchados. Y que diríamos de los que gritan con llanto en los hospitales ante el dolor de la muerte de un ser querido. Si, son muchos los que gritan, pero es necesario decir que también estamos los que no lo hacemos y me refiero aquella mujer agredida por un esposo que la tiene amenazada, y que del niño maltratado o abusado que tiene que guardar silencio por el lloro mentiroso del abusador. Por otro lado estamos lo que no gritamos porque tenemos personas sobre nosotros que les puede parecer mal oírnos gritando por las injusticias que cometen los hombres. Todas estas cosas me hacen preguntarme que pensara Dios si me presento delante de el y grito y grito pidiendo justicia; sera acaso que se asustara o me vera de mala manera de tal forma que cambiara su amor por mi.
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